martes, 26 de octubre de 2010

From the lost to the river

Ave María purísima. Sin pecado concebida. Padre, he pecado. Cuéntame hija. He abandonado mi blog demasiado tiempo. Reza 47 avemarías y ponte a escrbir. Vale. Ego te absolvo hija mía.


He estado bajo estado de shock anifiláctico, la realidad me produce reacciones alérgicas generalizadas, me inmunodeprimo y dejo de teclear. Afortunadamente, cuando el día 2 de enero se prohiba fumar definitivamente, y tengamos que comprar latas de estrella en máquinas expendedoras situadas en club de fumadores, la indústria tabacalera no entrará en bancarrota. Ahora dicen que el tábaco tiene un gen que cura el cáncer y que hay que cultivarlo masivamente. Ironías de la vida, el que lo produce puede curarlo. Algo así como los pecados y la iglesia.

Avances de la ciencia a un lado, la noticia de la semana es sin duda Carmen de Mairena. Ella y sus labios de carmesí ya no alquilan habitaciones a 5 euros la hora a las prostitutas del Raval. No, quieren hacer más y mejor por las mujeres de la calle: la consejería de follódromos. Si amigos, nuestra querida muñeca de trapo con tetas arrugadas se presenta a las elecciones catalanas, como número 2 del conocido partido CORI. Conocido porque su number 1, Elves de Reus, ya gobierna un consistorio local. Ilusa de mi, creía que el circo político iría de la mano de Laporta y de los litros de Moët Chandon que se tiraría por encima tal actriz porno, pero no, mi voto mediático se irá a otros lares. Qué se prepare Belén, en Catalunya también tenemos una princesa, la de las putas del Raval.

Es curioso, nosotros llevamos al mundo de la noche a un escaño parlamentario y el país que inventó a las presentadoras con grandes escotes y poca tela abajo, Italia, ahora quiere prohibir las minifaldas. Si Mary Quant, su inventora en los 60, levantara cabeza... Que vivamos en un mundo super size me no significa que lo escaso tenga que desaparecer, ¿no?. Las activistas feministas se han quejado, como también se quejaron cuando una clínica gaditana obligaba a sus enfermeras a llevar tan insinuante prenda. A veces pienso que la gente se pone cachonda sólo con 2 verbos: prohibir y protestar. Curiosamente empiezan por PP.

Prohibir cada día algo nuevo: la minifalda si pero las camisas azules con cuello blanco no, el tabaco si pero las tragaperras no, los shauarmas para llevar si pero los transgénicos no, hablar en la calle por la noche si pero el shit journalism de Sálvame no, poner la música alta en casa si pero los bocinazos no, conducir a más de 80 para reducir emisiones si pero los coches no, los toros si pero los bous no. No sé vosotros, pero yo estoy tendiendo ya hacia un bipolarismo crónico. Lo único que habría que prohibir es el verbo en si mismo.

Protestar a todas horas: que si las pensiones, que si la jubilación, que si el paro, que si los moros crean inseguridad, que si los gitanos roban, que si viene el Papa y gastamos mucho en sus vacaciones en el mar, que si el Barça no juega bien, que si hay un complot mundial contra mi en la cola de correos, que si los bares cierran pronto, que si no queremos más autopistas, que si la gasolina está cara, que si la RENFE siempre va con retraso, que si, que si, quesito, ¡qué se yo!

El que no puede prohibir protesta, el que protesta no tiene el poder de prohibir. Esa es la razón por la que votaré a Carmen de Mairena, para darle el poder de prohibir tras muchos años protestando por las condiciones laborales de las funcionarias nocturnas. Como diría ella "yo tengo mucho glamour porque me ambiento el coño con Ambipur". Total, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, de perdidos al río, o como diría un buen amigo: from the lost to the river.

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