lunes, 18 de octubre de 2010

Publicidades engañosas

La imaginación no tiene límites.
El medio ambiente no tiene fronteras.
La cultura no tiene idioma.
Da igual si tenemos imaginación, ecoresponsabilidad y cultura, no tenemos ni pa' pipas.



En mi caso, cuando era poco más que un moco con una BH roja callejeando por el pueblo, fui objeto de cálculos astronómicos y esotéricos por parte de una reconocida pitonisa de la zona. Mi carta astral auguraba al César lo que es del César. En otras palabras, hasta los 35 seré poco más de lo que soy: una superviviente en la vorágine cotidiana. Dentro de 4 años mi suerte cambiará, los astros dicen que me convertiré en alguien muy rico y poderoso (Mouhahaha, es decir, risa muy muy siniestra).

Como comprendereis yo no soy nadie para contradecir lo que está escrito. En todo caso puedo cambiarle el formato, adjuntar un gran éxito musical y añadirlo al blog tras colorear una serie de palabras al azar, sin ningún criterio, como la mayoría de cosas que hago. Que este post premonitorio quede para la posteridad y que la estética me salve, si no me mata primero.

Una vez más, y seguro que ya empezáis a intuirlo, empiezo a escribir sin saber muy bien lo que os contaré. Todavía no sé si el éxito es debido a mi campaña mediática en facebook y La Vanguardia o a otros motivos más tenebrosos. Prefiero no saberlo. La cuestión es que las elecciones están a la vuelta de la esquina y sé que muchos teméis que os sobresature con ellas. Prometo por Snoopy no hacerlo, sólo cuando el drama sea tan dramático que un dardo envenenado sea inevitable. Como hoy.

En un mundo políticamente gris, en el que debates, declaraciones, reproches, falsas promesas, actos partidistas, comilonas empresariales y visitas a todos los simpatizantes (si, lo sé, la campaña electoral se vuelve tan pesada como Belén Esteban en Telecinco), hay una pandilla de jóvenes socialistas que se está luciendo con sus slogans electorales.

Vaya, que lo de la imaginación al poder se lo han tomado al pie de la letra... Primero fue el Montilla superhéroe, aquel sin capa ni sombrero. El hombre normal. No es soso, es hipertenso y por eso le han sacado la sal.
 
Ahora le dan a los jueguecitos de palabras: Mas de lo mismo. Lo mismo que digo yo cada mañana al leer los diarios. Lo mismo que pienso yo cada vez que escucho a los politicos.



¿Qué será lo siguiente? Querer hacer divertida la política? querer interesar a los jóvenes? querer salvar lo inevitable os está haciendo caer, queridos sociatas, en el cutrerío publicitario. El único superhéroe de estar por casa al que admiro profundamente es el Cálico Electronico y también ha tenido que retirarse por la crisis. Publicidad inteligente, imaginativa, rompedora, que te haga pensar, que te sorprenda, eso es lo que queremos, que no os enteráis. Y si no podéis, no os gastéis la pasta en tonterías, o la enviáis a África o me la dáis a mi y que se cumpla mi profecía.

Allí va mi ejemplo, regalad memoria si podéis.

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