domingo, 20 de diciembre de 2009

Cenando por Decreto

Hoy he constatado que la única que está en una espiral no soy yo. Miles de vacas voladoras atrapadas en un tornado globalizado con tintes de navidad han salido a la calle, vagando de tienda en tienda poseidas por la fiebre consumista santaclauense. Amigos, es navidad, bienvenidos a bordo. Suban, estrugen, bajen (metro en alemán)



Si algo caracteriza la navidad, más que la nieve, el frio y los turrones, son las cenas. De empresa, de amigos, de paripé, de etiqueta, de tapas, de pedo... todas se concentran en esta época del año, como si compartir un filete con tus allegados fuera la esencia del pseudobuenrollo que por decreto ley tiene que caracterizar estos días.

Las de empresa son las más curiosas. Compañeros que pasan el año criticando los modelitos, los quehaceres laborales, las vacaciones y las supuestas bajas de sus colegas en estos días son como hermanos ante un buen vino Rioja (como si todos los riojas fueran buenos) y un entrecot vuelta y vuelta. Café, copa y hasta puro, como en las bodas. El director general presidiendo la mesa, estilo Corleone, brinda con cava catalán y promete un año laboral mejor. Patrañas, estamos en crisis. Tras la comilona, taxis para los cincuentones y búsqueda del bar perdido tal Indiana Jones para los más sinvergüenzas. Shakira, tonight tonight y Rafaela Carra no faltan en toda gran noche de copas de empresa. Sin corbata, sin pudor y mejor sin cámara, no todos somos Laporta y la dignidad no se paga con Mastercard.

Las de los amigos requieren un amigo invisible, no de esos a los que tú solo ves. No, de esos en forma de regalos. ¿Qué coño compro, un gato chino, un libro, una bolsa de agua caliente, chocolates? sea lo que sea quedará olvidado en los anales de la historia ya que lo que realmente importa es sonreir como una rubia, ponerse al día a lo Sálvame Deluxe e intentar convencer a algún resistente galo que, pese a estar emparejado y en la treintena todavía tiene corazón y tripas para acabar a cubatazo limpio en algún antro. Gracias a todos aquellos para los que una cena de navidad es algo más que un paripé previo a irse a dormir a la hora de los lunis. La gente cambia, aceptémoslo. Se acabaron los días de vino y rosas en los que la compañía era más importante que el tiempo y que el mañana. Pido un minuto de silencio.

Las de la familia, de obligada asistencia bajo chantaje emocional o sin él, son en las que se come mejor, se hace mejor la siesta y te sienta mejor la resaca. Hermanos, primos y tíos que ni te van ni te vienen y con los que procuras no hablar de política por no romper el supuesto buen rollo impuesto bajo toque de queda. En mi caso me voy a casa con los tuppers vacios para llenarlos de calorias. La familia es lo único que se elige. Comprad loteria para el gordo de navidad.

Sea cual sea la cena, pensad que hasta el próximo año no se repetirá, y a saber dónde estamos nosotros y este blog en aquel entonces. Os invito a unos huevos rotos cocinados en la vitrocerámica de mi casita de muñecas. Feliz Navidad my friends.

1 comentario:

  1. Bon nadal i bon drama!
    Doncs sí, el nadal és l'epoca més hipòcrita de l'any. La manifestació més teatral de la contradicció humana entre el que som i el que volem ser davant els demés (familia, amics i nosaltres mateixos). La representació de les aparences i per tal s'han d'entendre: apareces afectives (som la parella perfecta, el fill perfecte, la mare perfecta, el germà perfecte etc), socials (tinc molts amics, tothom m'estima, miles de sms i missatges facebook dessitjant-me bon nadal), econòmiques (ens va de puta mare, què vols que et regale, mira què m'han regalat)... tota una desfilada. Normal que després de tant d'esforç d'interpretació, al gener, es disparen les consultes a advocats i psicòlegs.
    Tot i això, enguany opte per la lectura positiva. El valor de la il·lusió. Al més pur estil Mulder a Expediente X: I want to belive. ;))

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