lunes, 8 de febrero de 2010

Mordor: entre el amor y el odio

He venido a pasar unos días en las montañas de Mordor, aunque me arrepiento del enésimo cubata o del ataque de mamitis que me han hecho tomar esta decisión. Me hacen gracia los que dicen: qué guay, podrás respirar aire puro, sentir la naturaleza, pasear tranquilamente. Si si, tan tranquilamente que podría desnudarme y correr por las calles del pueblo que nadie me vería. No lo haré, hace una rasca que te corta la dermis a lo shauarma.



Crecer en un pueblo está bien. Todo el día en la calle con tu bici y haciendo cabañas en el bosque. Pero claro, llegan tus primas de la city en verano y te dicen "¡Brandon y Brenda son lo más! Si amigos, las privadas llegaron a este inhóspito paraje 2 años más tarde y yo pasé mi adolescencia sin granos, pero sin Brandon, Brenda y otras sensaciones de la época. Ni mamachichos, ni Emilio Aragón, ni ná de ná. Así estoy, eternamente con la nostalgia de la Bola de Cristal.

Ser adolescente en un pueblo está bien. Tienes tu local para tus petas, todo el verano de fiesta mayor en fiesta mayor y tiro porque me toca. Hasta que te das cuenta de que el mercado local está fatal y que o te piras findes a la Florida 135 o aquí acabo casada, con hijos y hablando de las cortinas que me he comprado. Por suerte los tequilas que me bebía a la hora del patio en el insti me llevaron a una emigración forzada a un cole de pago en la capital. Me encanta que los planes salgan bien: no soy ni monitora, ni bombera, ni esteticien. Eso si, tanto estudiar y ellos tienen más leuros que yo.

Vivir en un pueblo está bien. Oir el río, los pajarillos que cantan, las nubes que se levantan (y nunca se vuelven a acostar las hijas de la hiena!). Sin cine, sin teatro, sin gente... por no tener no tener no tienen ni cobertura pal movil. Ni esquiar, ni pasear, ni hablar. ¿qué hago? magia? una hoguera? buscar setas? Creo que aquí se concentran las dosis más altas de Prozac por habitante y de alcoholismo por metro cuadrado. Yo he quedao para el aperitivo de las 19h.

Envejecer en un pueblo está bien. Tu huerto, tu partidita de cartas, tu fútbol de los domingos, tu caminada purificante. Viviré en mi casa con mis 43 gatos (perros no, son muy tontos) que acabaran devorándome (otra vez) el día menos pensado. Eso o jugar al dominó cada tarde en una residencia. No, en serio, ahora se me queda pequeño, pero por alguna misteriosa razón los humanos somos como los salmones, queremos morir allí dónde nacimos, en la tierra de la que hemos renegado toda la juventud sólo por el triste afán de ver mundo. Que nos quiten lo bailao.

Amigos, es importante reconocer nuestros límites. En mi caso es el número tres: 3 copas y ya no digo que no a nada. 3 días en Mordor y ya quiero saltar al Garona y que me lleve al Atlántico, pero con la mala suerte que tengo igual salto y me quedo varada como Willy. En fin, que ¿tan rara soy si afirmo que me mola el ritmo frenético de la city? Heidi se fue con Clara aún estando enamorada de Pedro ¿no? A falta de Brandon este es el único referente que tengo.

4 comentarios:

  1. niña, ma molao un huevo
    tot i que jo amb els mateixos arguments em quedo en el meu mordor i marxo, de tant en tant, 3 dies a la ciutat.
    per cert, finde en el pallars, fem un ginctonic a la bonaigua?
    pablo.

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  2. Tens sort de morir a Aran... jo ho hauré de fer a la Terrassa postindustrial...

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  3. Osti, ja m'agradaria aquest gintonic però torno a la civilització...

    Al, fàcil, besos amunt, pilla el Ripoll i després de riera en riera, millor a la tardor que si estan seques el salmó no puja!

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  4. doncs m'identifico plenament amb el tema del dia aquest (lo dels toros em motiva menys). total, totalment d'acord. lo del pueblo està bien pero la moguda de la city enganxa més.
    jo el (meu) poble cec que és un hàbitat, i com a mamífer hi visc millor: els pulmons, les cames i el rellotge biològic hi funcionen com toca. un altra cosa és que sigui una comunitat (que ho és però així com vegetal) , jo personalment sento que quan passa un temps prudencial -que oscil·la entre les 3 setmanes a l'estiu i els 5 minuts a l'hivern (quan les pistes d'esquí diuen cómeme...) que el poble s'ha tornat aire que vol dir vent i jo sóc un peix fora de l'aigua i necessito tornar urgentment a barcelona a ofegar-me entre el soroll, l'activitat, el fum... i la gent. la meva gent, que no sé si té cortines ni ganes (de tenir-ne, de parlar-ne).

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