martes, 14 de diciembre de 2010

Galgos sin fronteras

Hoy he desarrollado una conjuntivitis perruna, de esas de legañas hasta en la sopa. Mi madre me dice que me ponga manzanilla, yo sin aceitunas no lo veo nada claro... Hace días que tengo olvidada mi sección "Diossss, como pasa el tiempo". Un dato: Mario Bros ya tiene 25 tacos, como los Tenesee.



Estamos en plena tormenta operación galgo. Una vez más los señores/as que se dedican a poner nombres a las operaciones la han clavao: los entrenadores han corrido como perras a sus neveras para tirar por el retrete las psicosustancias poco legales que coleccionaban.

Y digo yo, ¿por qué se empeñan tanto con el dopaje? Sabiendo que los dopadores le sacan 5 pueblos a los anti, dejemos que los atletas se dopen a diestro y siniestro, ¿no? Pensad que las competiciones ganarían en espectáculo, el de ver un infarto en directo. Lanzo la idea sin patentarla, creative commons para todos.

Dicen que si vas a casa de un ciclista a tomar el vermut lo único que te sacará de la nevera es una bolsa de sangre, a lo true blood. Ya lo dijo Indurain "nadie sube el Tourmalet con un plato de macarrones", ¿entonces? Amigos, this is Spain, somos trileros por naturaleza, hasta en el mercado queremos que nos regalen el perejil (y cómo nos ponemos cuando nos lo quita Marruecos...).

No sé pa qué tanto escándalo, si a Fabra le ha tocado la lotería 9 veces en 10 años (nota: la probabilidad matemática de que os pase eso es de 1 entre 38.000.000.000) digo yo que no vendrá de unas cuantas pastillitas ¿no? Todos sabemos que la mejor manera de blanquear dinero es comprando billetes premiados por el doble del premio. La banca no siempre gana, excepto en el monopoly.

Al tema, dicen los futbolistas que ellos no se dopan, sólo duermen en cámaras hiperbáricas, vaya, lo mismo que irte a vivir a La Paz, pero con la calefacción puesta. Sea como sea, la medicina deportiva y la antideportiva avanzan a pasos agigantados. El mini-Messi seguro que tomo vitaminas hormonales de crecimiento, sinó todavía no los tendría negros. O no, quién sabe. La cuestión es que si los patrocinadores no te empujaran al abismo de la competitividad extradeportiva seriamos todos moros, o cristianos (pero no ronaldos, eso nunca).

Como nadie está libre de pecado, guardad las piedras, así cuando se os acabe el paro podréis decir eso de "menos da una piedra". Hasta entonces yo voto por los galgos sin fronteras.

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